La elección de León XIV como nuevo pontífice ha despertado expectativas sobre su relación con América Latina y el Caribe, una región con la que mantiene profundos lazos.
Su trayectoria en la Iglesia ha estado marcada por su cercanía con el continente, especialmente por su labor en Perú, donde vivió por más de cuatro décadas.
Antes de asumir el papado, Robert Francis Prevost fue presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, lo que le permitió conocer de cerca los desafíos y oportunidades de la Iglesia en la región. En su primer mensaje como papa, reafirmó su compromiso con los valores de inclusión y cooperación, señalando que «América Latina es el corazón vibrante de la Iglesia, donde la fe y la comunidad se entrelazan con la esperanza».
Además, en enero de este año, firmó un acuerdo con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) para impulsar proyectos de educación y transformación digital en Iberoamérica, reflejando su interés por el desarrollo integral de la región.
Su liderazgo promete continuar las reformas iniciadas por Francisco, con un enfoque en la integración de comunidades marginadas y el fortalecimiento de la Iglesia en América Latina. Con su experiencia y visión global, León XIV se posiciona como un puente entre las tradiciones eclesiásticas y los desafíos contemporáneos del continente.