El Consejo Internacional de Museos (ICOM) manifestó su rechazo a la propuesta de convertir en museo la Casa Caoba y la antigua Hacienda María, ubicadas en la provincia San Cristóbal, las cuales fueron propiedad del dictador Rafael Leonidas Trujillo, ajusticiado en 1961.
La organización señala que la reciente redefinición de museo ofrece una perspectiva ética aún más sólida, sobre por qué las casas de dictadores no deberían convertirse en museos. La nueva definición, adoptada en 2022, establece que: “Un museo es una institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la sociedad, que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patrimonio material e inmaterial.
Abiertos al público, accesibles e inclusivos, los museos fomentan la diversidad y la sostenibilidad. Con la participación de las comunidades, los museos operan y comunican ética y profesionalmente, ofreciendo experiencias variadas para la educación, el disfrute, la reflexión y el intercambio de conocimientos”.
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La definición destaca el papel de los museos como espacios democráticos e inclusivos. La casa de un dictador, por su propia naturaleza, es el epítome de la antítesis de la democracia. Para las víctimas de una dictadura, la casa de su opresor es un lugar de trauma y dolor, no de inclusión. Exponer sus recuerdos y experiencias en un espacio intrínsecamente ligado a la figura que los oprimió, puede ser revictimizante.