La semana pasada, una mujer conocida como “La Profezorra”, influencer de contenido sexual explícito, fue llevada por el alcalde de Santo Domingo Oeste, Francisco Peña, a una escuela pública para ofrecer una charla a niños y adolescentes, generando una gran ola de indignación.
Pero no es la primera vez que el alcalde exhibe una actitud errática. A lo largo de su gestión, ha sido señalado por decisiones controversiales, improvisadas y carentes de criterio institucional. En el 2013, incluso, reconoció el nepotismo que reinaba en el cabildo, atribuyéndolo a presiones de su círculo familiar.
En esta nueva ocasión, el alcalde llevó a “La Profezorra” a una escuela pública, exponiendo a menores a mensajes para los que ni la comunidad educativa ni las familias estaban preparados.
La visita fue realizada por “La Profezorra” a la escuela en el sector Café de Herrera, con el propósito de impartir la charla junto a funcionarios del cabildo, según el alcalde y los medios de prensa. Se presentó como una mujer polifacética, capaz de ofrecer educación sexual, experta en higiene íntima y en relaciones de pareja.
En el plantel fue tan generosa, que hasta regaló dinero a estudiantes que respondieron a sus preguntas, y se despachó con esta frase: “A las chicas les digo menos señora y más zorra”. De inmediato, estas palabras generaron indignación y rechazo, al resultar inadecuadas para los estudiantes menores de edad.
Según el alcalde, “La Profezorra” pidió visitar la escuela y también aportó recursos propios para tapar hoyos, sin recibir pago ni ser empleada del ayuntamiento. Francisco Peña también aclaró que ella no forma parte de programas oficiales, sino que, simplemente, coincidieron en una actividad ambiental. Sin embargo, ella dice que fue él quien la invitó a trabajar juntos en un proyecto municipal. Las versiones no cuadran…
Pero la charla no fue todo. En calles y avenidas del municipio, también pusieron carteles que decían: “Mi Profezorra metiendo mano en el mantenimiento”. De esta manera, la promovían como una benefactora que arregla vías, hace labores de bacheo y tapa hoyos, todo con recursos de su propio bolsillo.
Sin embargo, su visita a la escuela fue tan imprudente como inoportuna. Ante la indignación pública que levantó, las reacciones no se hicieron esperar. La directora del centro fue sancionada por permitir una visita no autorizada ni supervisada, en franca violación al protocolo escolar. El Ministerio de Educación también reconoció la gravedad del hecho y anunció que fortalecerá los controles y la supervisión para garantizar que las visitas escolares cumplan con las normas establecidas.
Además, el Conani repudió la visita destacando que fue realizada por una productora de contenidos pornográficos para adultos, y pidió al Minerd que tomara medidas preventivas para que no vuelvan a ocurrir hechos similares, en esa escuela ni en ninguna otra.
Esta influencer sexualizada con fuerte presencia en redes sociales, produce contenidos de sexo explícito, destapando sus partes más íntimas, y además, invita a la prostitución abiertamente. De hecho, ella misma confiesa que trabajó como prostituta en Europa, y dice que esa actividad le permitió ganar dinero para invertirlo ahora en Santo Domingo Oeste.
También, se promueve como una filántropa que arregla vías, aparentemente preocupada por el bienestar de la ciudad. Sin embargo, sus acciones de “altruismo” y “buena voluntad” dejan mucho que desear, al producir contenidos pornográficos e inapropiados para los niños, sin ningún tipo de filtro institucional. En un video, incluso, se le ve con unos estudiantes desvistiéndola.
Pero lo cierto es que esos contenidos pueden tener repercusiones negativas en niñas y adolescentes; y podrían generar, incluso, consecuencias legales, al violar el Código del Menor. Por ejemplo, expresiones como “menos señora y más zorra”, dichas por ella en una escuela, son insinuaciones que podrían agredir los valores que se deben fomentar en esa etapa de la vida. Esto podría distorsionar el desarrollo de la identidad de los menores. Para la primera dama Raquel Arbaje, definitivamente, se trata de una “aberración inaceptable”.
Y hablando de donaciones al cabildo, el municipalista Waldys Taveras explica que al hacer obras sociales y donaciones al gobierno municipal, “La Profezorra” no solo estaría usurpando las funciones del alcalde, sino que, además, esas donaciones tenían que ser conocidas por el Concejo de Regidores, ya que fueron hechas a título personal.
Precisamente, un regidor de Santo Domingo Oeste, Jorge Luís Pérez, confirma que dichas donaciones no pasaron por la Sala Capitular, y que los regidores ni siquiera sabían que la llamada “Profezorra” estaba detrás de esas obras sociales.
Consecuencias negativas
Según expertos, las niñas y los adolescentes podrían asimilar los mensajes que normalizan los patrones sexualizados de los adultos, en perjuicio de los valores éticos que reciben de sus padres y maestros. Al exponerse a insinuaciones hipersexualizadas y pornográficas, los menores podrían desarrollar inquietudes sexuales prematuras, motivándose a tener contactos íntimos a destiempo, bajo la influencia de adultos irresponsables.
Esto podría generar que los menores imiten y reproduzcan el comportamiento pornográfico de los adultos, sobre todo, cuando se trata de niñas que buscan distinguir entre autoestima y cosificación. Los niños, además, corren el riesgo de “normalizar” las conductas hipersexualizadas de los adultos. De este modo, están propensos a asimilar el exhibicionismo, convirtiendo el cuerpo en instrumento de influencia pública, repitiendo las groserías y obscenidades que consumen.
De hecho, el lenguaje vulgar de los adultos puede provocar que los menores pierdan el respeto en sus relaciones interpersonales, transgrediendo la importancia de la intimidad y la responsabilidad en sociedad.
Entonces, queda claro que una figura pornográfica e irresponsable, que usa la sexualidad como alimento público, no debería pisar una escuela para promover sus antivalores, ya que esto podría generar en los niños una mala influencia en lo psicológico y social. Además, cuando se permite esa inconducta, se da un pésimo ejemplo a los estudiantes, la escuela pierda autoridad y se van arruinando los vínculos con los padres.
De hecho, algunos padres, al enterarse de lo ocurrido, tendrían todo el derecho a censurar y rechazar ese tipo de visitas a la escuela, exigiendo que sus hijos no vuelvan a ser sometidos a discursos hipersexualizados, sin el consentimiento de ellos.
Es más, la indignación de los padres podría llegar a tal grado, que hasta retiren a sus hijos de la escuela, y podrían reclamar medidas drásticas para los directivos del plantel que sean responsables de semejante atrevimiento.
Algunos estudiantes podrían sentir vergüenza o irritación, al ser sometidos a mensajes no consentidos de tipo sexual a destiempo. Otros, en cambio, podrían reaccionar con picardía morbosa e inadecuada para su edad, lo cual echaría a perder el respeto colectivo y el equilibrio emocional del grupo.
Y, eso de “ser zorra”, es un estigma que podría causar un fuerte impacto negativo en la identidad en construcción de las niñas, sin una educación sexual efectiva y adecuada, lo que podría traerles confusión sobre su propia autoestima y empoderamiento personal. Los niños, por su parte, podrían creerse machos sexualizados, bajo los estereotipos tóxicos que son promovidos por supuestos educadores.
En definitiva, la visita de “La Profezorra” pone en riesgo el sistema de valores en la escuela y cuestiona la protección oficial que reciben los estudiantes en los centros públicos de educación. Definitivamente, no debería repetirse en ninguna escuela ni colegio.