En La Zurza, un barrio enclavado en el corazón de Santo Domingo, la noche no solo apaga el sol: también silencia la tranquilidad y borra la vida en comunidad.
Cuando cae la oscuridad, sus calles se sumen en tinieblas y las lámparas inservibles se convierten en una señal de alerta: a partir de las 7:00 de la noche, los vecinos se encierran por miedo a la delincuencia.
“Necesitamos que el Gobierno venga en auxilio de nosotros, que nos tome en cuenta, el alumbrado está súper dañado y eso fomenta mucho la delincuencia, ya que cuando oscurece, nadie puede andar”, expresó Sandy de la Rosa, presidente de la junta de vecinos del sector a periodista de Hoy Digital para la serie especial Hoy en tu barrio.
La falta de iluminación ha cambiado por completo la dinámica comunitaria en La Zurza. “Todo lo que está oscuro fomenta delincuencia, lo malo anda en la oscuridad, de día es mínimo las cosas”, afirma De la Rosa.
Reina Ramírez confirma la situación: «Hay mucha oscuridad de noche, tú sabes como andan estos atracadores, esto está muy difícil. El que está en la calle tiene que llegar temprano, la delincuencia está fuerte».

Muchos, como él, han tenido que modificar su rutina por miedo a lo que pueda ocurrir cuando cae la noche. “Cuando tengo que hacer una diligencia de noche, yo no entro ahí por eso mismo, lo que hago es que vengo por aquí por La 42 ya que está lleno de gente”, explicó, indicando que, aunque hay rutas más cortas, prefiere caminos más poblados para sentirse seguro.

El problema de la oscuridad incluso ha forzado a algunos a abandonar sus trabajos. “Yo trabajaba y tuve que dejarlo porque yo me iba a las 12:00 de la madrugada a trabajar y había oscuridad, entonces, uno es verdad que va a trabajar, pero uno tiene que cuidar su vida ante todo”, recuerda.
Un barrio a oscuras
Aunque en algunas ocasiones han sido colocadas bombillas por parte de las autoridades, los moradores aseguran que su funcionamiento es deficiente. “La luz, ellos nos pusieron, pero se daña más de lo que hay, como quiera es un problema”, dijo Santo Martínez, quien lleva 52 años residiendo en el barrio y más de dos décadas con un puesto de fritura.

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La oscuridad no solo afecta la seguridad, sino también el sustento de quienes trabajan de noche. “Me afecta porque si no hay luz, ya yo no puedo preparar los productos que vendo, si está oscuro, con una vela yo no puedo hacerlo”, comentó Martínez entre risas resignadas.
Del compartir al encierro

Los residentes recuerdan con nostalgia cómo era la vida antes de que las lámparas dejaran de funcionar. “Cuando estaban esas lámparas prendidas la gente andaba hasta a las 12:00 de la noche aquí, cherchando, los niños jugando, después que esas lámparas están apagadas no se ve eso”, cuenta De la Rosa.
Hoy, esa vida nocturna ha sido reemplazada por el encierro. Los comunitarios de La Zurza, claman por una solución urgente al problema del alumbrado.
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