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    cifras y consecuencias del conflicto


    La guerra entre Israel e Irán estalló hace una semana, el 13 de junio, con ataques aéreos israelíes contra instalaciones nucleares y militares, generales de alto rango y científicos nucleares.

    Muertos y heridos

    Al menos 657 personas, incluidos 263 civiles, han muerto en Irán y más de 2.000 han resultado heridas, según un grupo iraní de derechos humanos con sede en Washington.

    Irán ha respondido disparando 450 misiles y 1.000 drones contra Israel, según estimaciones del ejército israelí.

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    La mayoría han sido derribados por las defensas aéreas multinivel de Israel, pero al menos 24 personas en Israel han muerto y cientos han resultado heridas.

    Irán ha mantenido durante mucho tiempo que su programa nuclear tiene fines pacíficos. Sin embargo, es el único estado no poseedor de armas nucleares que enriquece uranio hasta el 60 %, un paso técnico muy corto para alcanzar los niveles de grado bélico del 90 %.

    Se cree ampliamente que Israel es el único país de Oriente Medio con un programa de armas nucleares, pero nunca lo ha reconocido.

    La campaña aérea israelí ha tenido como objetivo la planta de enriquecimiento iraní en Natanz, los talleres de centrifugadoras en los alrededores de Teherán, una planta nuclear en Isfahán y lo que el ejército considera la mayoría de los lanzadores de misiles balísticos de Irán. La destrucción de estos lanzadores ha contribuido a la disminución constante de los ataques iraníes desde el inicio del conflicto.

    Israel e Irán intercambiaron ataques el viernes, una semana después del inicio de su guerra, mientras el presidente Donald Trump sopesaba la participación militar estadounidense y parecían estar en marcha nuevas gestiones diplomáticas.

    El factor Trump

    Trump ha estado considerando la posibilidad de atacar a Irán golpeando su bien defendida instalación de enriquecimiento de uranio de Fordo, enterrada bajo una montaña y considerada ampliamente fuera del alcance de todas las bombas, salvo las “reventabúnkeres” estadounidenses. Aseguró que decidirá en dos semanas si el ejército estadounidense participará directamente en la guerra, dada la “gran oportunidad” de reanudar las negociaciones sobre el programa nuclear de Teherán.

    El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, parecía estar de camino a Ginebra para reunirse con el máximo diplomático de la Unión Europea y sus homólogos del Reino Unido, Francia y Alemania. Un avión con su indicativo habitual despegó de la ciudad turca de Van, cerca de la frontera iraní, según datos de seguimiento de vuelo de FlightRadar24. Irán suele reconocer su partida horas después. El secretario de Relaciones Exteriores británico afirmó haberse reunido en la Casa Blanca con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y el enviado Steve Witkoff para discutir la posibilidad de un acuerdo que pudiera calmar el conflicto.

    Consecuencias

    El director general del OIEA, Rafael Grossi, dijo el lunes que la escalada militar «aumenta la posibilidad de una liberación radiológica con graves consecuencias para las personas y el medio ambiente».

    Las plantas de enriquecimiento de uranio se utilizan para acumular suministros de un tipo particular (o isótopo) de uranio.

    «Cuando extraes uranio del suelo, viene en dos formas: el 99,3% es uranio-238 y el 0,7%, o aproximadamente un átomo entre 150, es uranio-235 y esto es lo que se necesita para trabajar en un reactor nuclear», explica el profesor Paddy Regan de la Universidad de Surrey y el Laboratorio Nacional de Física de Reino Unido.

    Situación actual

    srael atacó la infraestructura nuclear de Irán, centrándose especialmente en sus plantas subterráneas de enriquecimiento de uranio.

    La planta de Natanz, en el centro del país, sufrió daños severos, según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

    Otra instalación, la de Fordo, está enterrada en lo profundo de una montaña. Alcanzar esta planta subterránea requeriría bombas más potentes de «destrucción de búnkeres», que sólo posee Estados Unidos.

    El proceso de enriquecimiento nuclear significa básicamente aumentar la cantidad de uranio-235.

    Esto se logra al tomar el uranio en su forma gaseosa y procesarlo en máquinas centrifugadoras, explicó Regan.

    Y dado que el uranio-238 es más pesado que el uranio-235 requerido, los dos se separan a medida que giran. Esto se repite una y otra vez para aumentar el enriquecimiento.

    Las centrales nucleares suelen necesitar entre 3 a 5% de este uranio enriquecido para generar una reacción nuclear controlada que libera energía.

    Pero cuando el objetivo es fabricar un arma nuclear, se necesita una proporción mucho mayor de uranio-235: alrededor del 90%.

    Esencialmente, cuanto más enriquecido esté el uranio, mayor será la explosión de energía cuando los átomos se dividan.

    El OIEA indicó que el uranio de Irán ha alcanzado alrededor del 60% de enriquecimiento, por lo que va en camino de concentrarse lo suficiente para fabricar un arma nuclear.



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